Y
más de penes….¿El tamaño importa?
Argelio
González Rodríguez*
Hace unos meses leí un artículo bajo el
título “Hay situaciones en las que el tamaño si importa”. Un artículo que iba
dirigido exclusivamente a los hombres heterosexuales no haciendo ninguna
referencia a las relaciones homosexuales y que hablaba de la importancia que
muchos hombres le dan al pene. Según este texto la autoestima y la seguridad
que aporta un buen pene se relaciona estrechamente con la virilidad y potencia
sexual. Evidentemente era un artículo de una clínica especializada en
alargamientos de penes. Pero, ¿los hombres nos valoramos mejor
por tener un pene grande?¿somos más hombres?¿obtenemos más placer y damos más placer a otra persona por ello?
Recuerdo cuando era niño uno de los
dibujos más repetidos que hacía era un pene y apenas sabía prácticamente nada
de sexualidad. Era una de las partes más presentes en el día a día. Estaba continuamente
en las conversaciones, en la televisión, en las revistas. Todo giraba en torno
a esa parte de nuestro cuerpo.
En Japón hay una celebración muy
particular en honor al pene como símbolo de reproducción. Durante la primavera
se hace la “Kanamara Matsuri”
o “Festival del pene de acero”, donde miles de personas
pasean por las calles grandes penes tallados en madera y otro tipo de
materiales. Esta tradición era muy popular entre las prostitutas chinas que
creían que les podría ofrecer protección contra la sífilis, suerte en los negocios y un buen
matrimonio.
A lo largo de la historia el pene ha
sido protagonista en muchas obras artísticas en diferentes épocas históricas.
La presencia y visibilidad que el pene ha ocupado y ocupa en nuestra sociedad
en directamente proporcional al poder del estado patriarcal a lo largo de la
historia, donde los hombres han impuesto su falocracia.
Para muchos hombres el pene es el
reflejo de su hombría y virilidad, y a veces, por muy triste que parezca,
también condiciona su autoestima y su seguridad. Pero no solo por su tamaño
sino también por su funcionamiento. Por tener una buena erección o no tenerla o
el llamado “gatillazo” en plena relación sexual. Momentos muy difíciles que
llevan a muchos hombres a solicitar ayuda en nuestro gabinete sexológico.
Muchas relaciones sexuales se
centran exclusivamente en el coito o penetración. La penetración es la práctica
sexual predominante en las relaciones sexuales infrautilizando todas las
innumerables oportunidades que nos da nuestro cuerpo para dar y recibir placer.
Como hombres centramos nuestra sexualidad en nuestro pene y no le damos la
oportunidad a que el órgano sexual más grande de nuestro cuerpo que es la piel
entre en escena. Si centramos nuestro placer en el pene no solo nos limitamos sexualmente
sino que viviremos con más angustia aquellas situaciones en las que nuestro
pene no funcione como esperábamos que lo hiciera.
La zona de placer por excelencia en
la mujer es su clítoris y la zona de máximo placer en la vagina está solo en el
primer tercio de la misma, a unos 3 ó 4 cm en el interior y alrededor del
orificio vaginal. Más allá de esta zona, la vagina no tiene ninguna otra zona
sensible. Si a esto añadimos la gran elasticidad y capacidad de adaptación de
la vagina a cualquier pene o elemento que se introduzca, podemos pensar que
desde un punto de vista anatómico y científico un pene grande, ancho o pequeño
puede dar y recibir el mismo placer. Entonces, ¿por qué hay algunos hombres o
mujeres que manifiestan que obtienen más placer? Precisamente porque el
protagonismo que ha tenido el pene a lo largo de la historia ha hecho que sea
una parte del cuerpo muy erotizado. Si te gusta un pene grande, si deseas un
pene grande, si te excita un pene grande evidentemente disfrutarás más de esa
relación con ese hombre. La predisposición sexual condiciona la satisfacción
sexual de la misma independientemente de los aspectos anatómicos
incuestionables sobre el placer vaginal.
En nuestras relaciones sexuales el
pene puede ser no solo un actor principal sino también un gran actor secundario
de calidad. Solo tenemos que aprender a diversificar nuestro repertorio sexual
para dejar de idolatrar a una parte de nuestro cuerpo que solo es eso, una
parte más de nuestro cuerpo.
Ser hombre es mucho más de tener un
pene grande o un pene que funcione bien. Un hombre no necesita demostrar su
virilidad utilizando o mostrando sus genitales. Si fuese así nos deberíamos
preocupar mucho más por el tamaño y funcionamiento de nuestro cerebro.
*Argelio González Rodríguez
Sexólogo en Edusex
argeliogr@gmail.com 649 285 979
http://argeliosexologo.blogspot.com.es
www.edusex.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario