domingo, 9 de septiembre de 2012

Y más de penes….¿El tamaño importa?


Y más de penes….¿El tamaño importa?

Argelio González Rodríguez*

         Hace unos meses leí un artículo bajo el título “Hay situaciones en las que el tamaño si importa”. Un artículo que iba dirigido exclusivamente a los hombres heterosexuales no haciendo ninguna referencia a las relaciones homosexuales y que hablaba de la importancia que muchos hombres le dan al pene. Según este texto la autoestima y la seguridad que aporta un buen pene se relaciona estrechamente con la virilidad y potencia sexual. Evidentemente era un artículo de una clínica especializada en alargamientos de penes. Pero, ¿los hombres nos valoramos mejor por tener un pene grande?¿somos más hombres?¿obtenemos más placer y damos más  placer a otra persona por ello?
         Recuerdo cuando era niño uno de los dibujos más repetidos que hacía era un pene y apenas sabía prácticamente nada de sexualidad. Era una de las partes más presentes en el día a día. Estaba continuamente en las conversaciones, en la televisión, en las revistas. Todo giraba en torno a esa parte de nuestro cuerpo.

            En Japón hay una celebración muy particular en honor al pene como símbolo de reproducción. Durante la primavera se hace la “Kanamara Matsuri”   o “Festival del pene de acero”, donde miles de personas pasean por las calles grandes penes tallados en madera y otro tipo de materiales. Esta tradición era muy popular entre las prostitutas chinas que creían que les podría ofrecer protección contra la sífilis, suerte en los negocios y un buen matrimonio. 

            A lo largo de la historia el pene ha sido protagonista en muchas obras artísticas en diferentes épocas históricas. La presencia y visibilidad que el pene ha ocupado y ocupa en nuestra sociedad en directamente proporcional al poder del estado patriarcal a lo largo de la historia, donde los hombres han impuesto su falocracia.
            Para muchos hombres el pene es el reflejo de su hombría y virilidad, y a veces, por muy triste que parezca, también condiciona su autoestima y su seguridad. Pero no solo por su tamaño sino también por su funcionamiento. Por tener una buena erección o no tenerla o el llamado “gatillazo” en plena relación sexual. Momentos muy difíciles que llevan a muchos hombres a solicitar ayuda en nuestro gabinete sexológico.
            Muchas relaciones sexuales se centran exclusivamente en el coito o penetración. La penetración es la práctica sexual predominante en las relaciones sexuales infrautilizando todas las innumerables oportunidades que nos da nuestro cuerpo para dar y recibir placer. Como hombres centramos nuestra sexualidad en nuestro pene y no le damos la oportunidad a que el órgano sexual más grande de nuestro cuerpo que es la piel entre en escena. Si centramos nuestro placer en el pene no solo nos limitamos sexualmente sino que viviremos con más angustia aquellas situaciones en las que nuestro pene no funcione como esperábamos que lo hiciera.
            La zona de placer por excelencia en la mujer es su clítoris y la zona de máximo placer en la vagina está solo en el primer tercio de la misma, a unos 3 ó 4 cm en el interior y alrededor del orificio vaginal. Más allá de esta zona, la vagina no tiene ninguna otra zona sensible. Si a esto añadimos la gran elasticidad y capacidad de adaptación de la vagina a cualquier pene o elemento que se introduzca, podemos pensar que desde un punto de vista anatómico y científico un pene grande, ancho o pequeño puede dar y recibir el mismo placer. Entonces, ¿por qué hay algunos hombres o mujeres que manifiestan que obtienen más placer? Precisamente porque el protagonismo que ha tenido el pene a lo largo de la historia ha hecho que sea una parte del cuerpo muy erotizado. Si te gusta un pene grande, si deseas un pene grande, si te excita un pene grande evidentemente disfrutarás más de esa relación con ese hombre. La predisposición sexual condiciona la satisfacción sexual de la misma independientemente de los aspectos anatómicos incuestionables sobre el placer vaginal.
            En nuestras relaciones sexuales el pene puede ser no solo un actor principal sino también un gran actor secundario de calidad. Solo tenemos que aprender a diversificar nuestro repertorio sexual para dejar de idolatrar a una parte de nuestro cuerpo que solo es eso, una parte más de nuestro cuerpo.
            Ser hombre es mucho más de tener un pene grande o un pene que funcione bien. Un hombre no necesita demostrar su virilidad utilizando o mostrando sus genitales. Si fuese así nos deberíamos preocupar mucho más por el tamaño y funcionamiento de nuestro cerebro.

*Argelio González Rodríguez

Sexólogo en Edusex

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